El carcinoma de células escamosas de la piel (CCE) es un tumor maligno de la piel con germinación en la dermis y desarrollo de destrucción local grave. Tiene un pronóstico dudoso debido a que existe la probabilidad de metástasis. La patología suele aparecer a una edad superior a los 35-40 años, con la misma frecuencia en hombres y mujeres.

Factores predisponentes

No existe una causa clara del carcinoma de células escamosas. Sólo cabe hablar de factores predisponentes que, en distintos grados, pueden aumentar el riesgo de padecer estas neoplasias:

  • Insolación excesiva: exposición excesiva al ultravioleta solar;
  • Las radiaciones ionizantes;
  • La influencia de compuestos químicos que dañan la piel;
  • Lesiones crónicas de la piel;
  • Algunas enfermedades dermatológicas: Poroqueratosis de Mibelli, epidermólisis bullosa distrófica, liquen plano, lupus eritematoso, epidermodisplasia de Lewandowski-Lutz;
  • No se descarta el papel del virus del papiloma humano en el aumento del riesgo de enfermedad de Bowen.


Diagnóstico

El diagnóstico del carcinoma de células escamosas se basa en un examen clínico, que incluye un examen rutinario de la formación y una dermatoscopia. Tras el examen, se realiza una biopsia.

Síntomas

Un examen visual del carcinoma de células escamosas determina una placa o protuberancia aplanada que sobresale por encima de la piel. En la superficie se observan tuberosidades, verrugas, ulceraciones, costras, hiperqueratosis. Al contacto, o incluso con una lesión menor, sangra con facilidad.

Los bordes suelen ser difusos (crecimiento infiltrativo) y desiguales. La forma suele ser irregular, asimétrica, pero a veces el foco del carcinoma de células escamosas está representado por una formación regular redonda u ovalada. Puede parecer una úlcera en forma de cráter con una depresión en el centro (posiblemente incluso por debajo del nivel de la piel) o viceversa, que sobresale por encima de la piel y está fijada a ella por una amplia formación pedicular.

El color es rosa, rosa-rojo, con la aparición de masas córneas – se unen tonos grises, cuya intensidad depende de la gravedad de la queratosis en la zona del tumor. En las formas de larga evolución pueden aparecer en la superficie focos de necrosis tisular de color blanco-amarillo, gris sucio.

El crecimiento del pelo está ausente.

Los tamaños oscilan entre 4 mm y 40 mm con un crecimiento tumoral rápido. En ausencia de tratamiento oportuno, los focos individuales pueden alcanzar grandes tamaños, ocupando áreas anatómicas enteras.

A la palpación, se define una formación más densa en comparación con la piel circundante.

Las sensaciones subjetivas suelen estar ausentes. No hay morbilidad con la acción mecánica sobre el propio tumor. Cuando las estructuras subcutáneas están implicadas en el proceso tumoral, puede aparecer dolor.

Los focos de carcinoma de células escamosas se localizan principalmente en la cara, el cuero cabelludo y el cuello (alrededor del 70% de todos los casos). La proporción restante recae sobre la piel del tronco y las extremidades.

Descripción dermatoscópica

Con la dermatoscopia del carcinoma escamoso se visualizan los siguientes signos:

  • Masas queratósicas con superposiciones córneas;
  • Telangiectasias en la parte periférica del tumor;
  • Inclusiones en forma de pequeños coágulos sanguíneos;
  • Espárragos y/o vasos lineales;
  • Orientación radial de las estructuras vasculares en la parte periférica del tumor;
  • Estructuras glomerulares representadas por focos de vasos convolutos;
  • Falta de pigmentación.


Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial se realiza con neoplasias como:

  • Queratoacantoma;
  • Cuerno cutáneo;
  • Queratosis seborreica;
  • Queratosis actínica;
  • Enfermedad de Bowen;
  • Carcinoma basocelular;
  • Formas de melanoma sin pigmento.


Riesgos

El cáncer de piel escamoso es un tumor maligno con todas las circunstancias que conlleva. Incluso después de su extirpación, persiste el riesgo de reaparición de la enfermedad en forma de recaída local o aparición de metástasis. Cuanto más tarde se lleve a cabo el tratamiento, es decir, cuanto mayor sea el foco lesional (área, profundidad) por el tumor, mayor será el riesgo de progresión.

Las metástasis aparecen con mayor frecuencia en los ganglios linfáticos regionales (los más cercanos al tumor), pero no se puede descartar su diseminación a otros órganos.

El carcinoma de células escamosas puede aparecer tanto en piel sana como en el fondo de tumores benignos o precancerosos ya existentes. En este último caso, existe cierto grado de dificultad para el diagnóstico diferencial oportuno y la detección de la transformación maligna.

En los últimos años, la incidencia del CCE ha ido en aumento: alrededor de un 10% en 5 años.

Táctica

Si se detecta una sospecha o los primeros signos de cáncer de piel escamoso, debe consultarse a un oncólogo. El oncólogo realiza pruebas específicas adicionales. A falta de datos clínicos suficientes para un diagnóstico inequívoco, a veces se opta por la táctica de la observación dinámica activa. Más a menudo, se realiza una lesión sospechosa o una biopsia, seguida de un examen histológico.

Con la confirmación histológica del CCE, se asigna una lista estándar de exámenes para buscar o excluir la presencia de metástasis, tras lo cual se forma un plan de tratamiento especial.

A este respecto, en los pacientes con presencia de CCE aumenta el riesgo de otros tumores malignos, por lo que se recomienda un examen minucioso periódico de la piel. Cuando se detectan neoplasias sospechosas, desempeña un papel positivo su fotofijación, que posteriormente determinará incluso pequeños cambios de aspecto. En las mismas situaciones, está indicado un examen por un dermatólogo u oncólogo en primavera y otoño (antes de la temporada de playa y después de ella). De gran importancia es la cartografía de las neoplasias cutáneas, que simplifica enormemente la observación posterior, la búsqueda de nuevas formaciones o cambios en las existentes.

Tratamiento

El principal método de tratamiento es quirúrgico: escisión amplia del foco tumoral. Se trata del método más eficaz, con un bajo riesgo de recidiva local.

Otro método eficaz y universalmente reconocido es la radioterapia de enfoque corto (radioterapia). Suele utilizarse para tratar focos de hasta 20 mm.

El uso de otros métodos de exposición local (extirpación con láser o criodestrucción) incluso de las formas más tempranas es inaceptable. El tumor debe extirparse radicalmente, dentro de la piel sana, sin dañar el propio foco tumoral. De lo contrario, aumenta el riesgo tanto de recaída local como de metástasis.

En la actualidad, se están desarrollando métodos para el uso local de citostáticos (quimioterapia). Sin embargo, no existe una opinión inequívoca con respecto a dicho tratamiento debido a que estos métodos aumentan la duración del tratamiento del cáncer de piel, el coste, el efecto perjudicial sobre la piel sana circundante y tienen una radicalidad dudosa cuando se utilizan de forma inadecuada. Dicho tratamiento debe llevarse a cabo bajo la estricta supervisión de un especialista. Por otro lado, el tratamiento local con la ayuda de medios certificados y aprobados por oncólogos tiene un buen resultado cosmético.

Prevención

La prevención de la aparición del carcinoma de células escamosas de la piel y su progresión es una actitud suave y cuidadosa con la piel:

  • Limitación de la radiación ultravioleta (natural (sol) y artificial);
  • El uso de cremas protectoras durante los periodos de sol activo;
  • Exclusión de traumatismos cutáneos crónicos;
  • Limitación o exclusión de radiaciones ionizantes, riesgos laborales;
  • Cumplimiento de las medidas de seguridad cuando se trabaja con factores que dañan la piel;
  • Higiene personal y concienciación básica sobre los tumores cutáneos.


También requiere un examen periódico de la piel, la consulta oportuna a un especialista en caso de cambios externos en los tumores cutáneos y la extirpación de las neoplasias potencialmente peligrosas.