Hemangioma – (angioma, nevus vascular) neoplasia benigna formada por acumulación y proliferación local de pequeños vasos sanguíneos (capilares) en la piel. Está representado por una formación plana o ligeramente elevada de color rojo brillante de diversos tamaños y formas. El hemangioma puede ser congénito o adquirido (aparece a lo largo de la vida). La multiplicidad de la lesión es especialmente característica de los pequeños hemangiomas adquiridos, pero también existen formas múltiples congénitas (hemangiomatosis). Son igualmente frecuentes en hombres y mujeres (congénitos: más frecuentes en mujeres).

Factores predisponentes

No existe una razón clara para la aparición de hemangiomas. Sólo cabe hablar de factores predisponentes que, en distintos grados, pueden aumentar el riesgo de neoplasias.

En el caso de los hemangiomas congénitos

  1. Sexo femenino del niño;
  2. Prematuridad;
  3. Infecciones víricas maternas e intoxicaciones diversas durante el embarazo;
  4. Edad de la madre superior a 40 años;
  5. Hipoxia intrauterina;
  6. Embarazos múltiples;
  7. Factor genético.

Para los hemangiomas adquiridos:

  • Patología de la pared vascular;
  • Deterioro de la función hepática;
  • Patología endocrina;
  • Trastornos metabólicos en el organismo;
  • Exposición de la piel a radiaciones ultravioletas e ionizantes;
  • Factor ambiental;
  • Factor genético.


Diagnóstico

El diagnóstico de los hemangiomas se basa en un examen clínico, que incluye una exploración rutinaria de la formación y una dermatoscopia. Si se sospecha de un crecimiento maligno, se puede realizar una biopsia.

En el diagnóstico de los hemangiomas congénitos, que pueden ser profundos, ocupar una gran superficie, estar situados en la zona de órganos vitales y estructuras vasculares, formar parte de síndromes congénitos (por ejemplo: síndrome de Sturge-Weber), se realiza un diagnóstico ecográfico y un examen exhaustivo por varios especialistas relacionados.

Síntomas

Un examen visual de los hemangiomas puede presentar diferencias significativas.

Los hemangiomas congénitos tienen diversas formas (ovalados, asimétricos, ocupan una gran superficie y varias zonas anatómicas). La superficie no está alterada (patrón cutáneo normal), lo que es típico de los hemangiomas planos, que no sobresalen, lisa (patrón cutáneo liso), o ligeramente abultada (típico de los hemangiomas gruesos que sobresalen de la piel).

Los límites de los hemangiomas son claros, pero a menudo irregulares (sobre todo los de gran tamaño, los pequeños con contornos uniformes). El color está representado por varios tonos de rojo (rosa, rojo vivo, frambuesa, carmesí, cianótico), la mayoría de las veces uniforme en toda la zona, pero a veces hay «manchas» o variegación. Por regla general, no afecta al crecimiento del pelo.

El tamaño de los hemangiomas congénitos puede variar dentro de amplios límites: desde formaciones puntiformes (2-3 mm) hasta grandes, que ocupan varias zonas anatómicas (20-30 cm). A la palpación, el hemangioma es blando, algo más suave que la piel circundante, la estructura es más delicada. Al presionarlo, puede desvanecerse. No hay sensaciones subjetivas. Los hemangiomas se localizan principalmente en la cabeza (cara, cuero cabelludo), cuello. Con menor frecuencia, en otras zonas anatómicas.

Los hemangiomas adquiridos suelen tener el aspecto de un nódulo semiesférico (raramente sobre un pedúnculo ancho), simétrico (oval o redondo), que se eleva por encima de la piel. La superficie es ligeramente diferente de la textura de la piel ordinaria, pero puede ser lisa o incluso brillante.

Los límites son claros y uniformes. El color es uniforme, rojo brillante, con menos frecuencia – otros tonos de rojo. No afecta al crecimiento del vello.

Las dimensiones suelen ser pequeñas, de hasta 5-7 mm. A veces hay papilomas hemangiales que sobresalen por encima de la piel, cuya altura corresponde a la anchura. A la palpación, el hemangioma es blando; a la presión, palidece. No hay sensaciones subjetivas. Se localizan principalmente en el tronco y las extremidades superiores, pero también pueden encontrarse en otras partes del cuerpo.

Descripción dermatoscópica

Con la dermatoscopia se visualizan las siguientes características del hemangioma:

  • Síntomas de rigidez y relleno: signo de la elasticidad del tumor, que, cuando se comprime, palidece y disminuye de tamaño;
  • Después de debilitar la presión, la formación adquiere el color y la forma anteriores;
  • Un gran número de pequeñas lagunas vasculares (rojas), separadas por delgados saltos azules;
  • La presencia de grandes lagunas azul-violeta es un signo de hemangiomas venosos profundos;
  • Las lagunas azul-negro y negro-rojo con un borde amarillo en la periferia son un signo de hemangioma lesionado con posterior trombosis de las lagunas vasculares.

Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial se realiza con neoplasias como:

  • Diversos tipos de hemangiomas (congénitos, adquiridos, como parte de los síndromes, profundos, superficiales, etc.)
  • Granuloma piogénico;
  • Nevus azul (hemangiomas venosos profundos);
  • Angiosarcoma;
  • Sarcoma de Kaposi;
  • Micosis seta (linfoma de células T de la piel).


Riesgos

El hemangioma es seguro y no conlleva un mayor riesgo de tumor maligno. En ausencia de influencias externas (traumatismos y otros factores perjudiciales) – el riesgo de degeneración maligna es comparable al mismo riesgo en la piel sin cambios.

Signos de una posible malignidad: un cambio de aspecto, la aparición de sensaciones subjetivas.

Además del riesgo oncológico, el hemangioma (especialmente los de gran tamaño) puede provocar una hemorragia bastante masiva si se daña. Asimismo, los hemangiomas de gran tamaño pueden ulcerarse con la adición de una infección (con lesión crónica, daño).

Tácticas

La táctica de tratamiento de los hemangiomas depende de varios factores.

La decisión sobre los hemangiomas congénitos de gran tamaño, por regla general, se toma con la participación de médicos de diversas especialidades: pediatras, dermatólogos, oncólogos, cirujanos y otros, si es necesario. Las indicaciones del tratamiento y el calendario de las intervenciones se establecen individualmente en función del efecto de los hemangiomas sobre las funciones vitales del organismo. También es importante la cuestión de la prioridad del tratamiento a la hora de identificar otras patologías y trastornos concomitantes en el organismo. Al elegir las tácticas para la observación dinámica (posiblemente con pequeños hemangiomas superficiales localizados en el tronco, las extremidades, en ausencia de complicaciones y el rápido crecimiento del tumor), se forman recomendaciones individuales.

En el caso de pequeños hemangiomas adquiridos, en ausencia de efectos perjudiciales o cambios en la apariencia y sensaciones subjetivas, la extirpación no es necesaria, el autocontrol (o el examen con la ayuda de otras personas en zonas inaccesibles) es suficiente al menos una vez al año. Si se han producido daños mecánicos en el hemangioma, se han observado cambios en el aspecto o han aparecido sensaciones antes ausentes, es necesario consultar a un dermatólogo u oncólogo.

El especialista determina la posibilidad de un seguimiento dinámico posterior (los plazos se determinan individualmente) o se establecen las indicaciones para la extirpación. Es necesario extirpar aquellos hemangiomas que están sometidos a traumatismos constantes y crónicos con la ropa, joyas o debido a la naturaleza del empleo profesional.

En el caso de la observación dinámica, es de gran valor la fotofijación de las neoplasias cutáneas, que posteriormente determinará incluso los cambios menores de aspecto.

A los pacientes, en presencia de otras neoplasias cutáneas (nevus) en combinación con hemangiomas, se les muestra un examen por un dermatólogo u oncólogo en primavera y otoño (antes y después de la temporada de playa). A estos pacientes se les recomienda elaborar un mapa de las neoplasias cutáneas, lo que simplifica enormemente la observación posterior, la búsqueda de nuevas formaciones o un cambio en las existentes.

Tratamiento

Para tratar los hemangiomas pueden utilizarse métodos menos traumáticos:

  • Tratamiento con láser: el método más seguro y eficaz, utilizado para hemangiomas de diversas formas, tamaños y localización;
  • Criodestrucción con nitrógeno líquido: aplicable para pequeños hemangiomas superficiales, el método se asocia a un alto riesgo de cicatrización;
  • Endurecimiento subclínico: aplicable para hemangiomas pequeños y delimitados.


Si es imposible llevar a cabo un tratamiento menos traumático, así como en caso de condiciones que pongan en peligro la vida (por ejemplo, hemorragias), se recurre a la extirpación quirúrgica de los hemangiomas.

Debido al alto riesgo de recurrencia de los hemangiomas (especialmente los congénitos), a menudo es necesario repetir el tratamiento o las operaciones.

Para el tratamiento de los hemangiomas congénitos, en combinación con los métodos enumerados anteriormente, también se utiliza terapia farmacológica: betabloqueantes (propranolol, atenolol, timolol (externamente)), hormonas esteroideas (prednisolona), fármacos antitumorales (vincristina).

Prevención

La prevención de los hemangiomas congénitos se reduce a la correcta gestión del embarazo, minimizando el estrés y eliminando el uso de fármacos no recomendados durante el embarazo, a evitar y tratar a tiempo las enfermedades infecciosas, y a eliminar el tabaquismo y el consumo de alcohol.

La prevención de la aparición de hemangiomas y su malignización consiste en una actitud suave y cuidadosa con la piel:

  • Exclusión de traumatismos crónicos de la piel;
  • Observancia de medidas de seguridad durante el trabajo con los factores que dañan la piel;
  • Tratamiento oportuno de las patologías concomitantes;
  • Higiene personal y concienciación básica sobre las neoplasias cutáneas.


También requiere el examen periódico de todos los hemangiomas de la piel, la consulta oportuna a un especialista en caso de cambios externos y la extirpación de las neoplasias potencialmente peligrosas.