El nevus acral (nevus benigno de las palmas de las manos y las plantas de los pies, nevus pigmentado de las palmas de las manos y las plantas de los pies) es una neoplasia benigna de la piel, caracterizada por su localización en las palmas de las manos y las plantas de los pies. Normalmente, el nevus acral es adquirido, pero también puede ser de nacimiento. Este tipo de nevus no se caracteriza por su multiplicidad (varios nevus acrales en una misma persona es poco frecuente). Los nevus acrales representan aproximadamente el 5% de todos los nevus pigmentados.

Factores predisponentes

No existe una causa inequívoca de los nevus acrales. Sólo cabe hablar de factores predisponentes que pueden aumentar el riesgo de neoplasias en distintos grados:

  • Factor genético: la aparición de nevus acrales puede deberse al genoma humano;
  • Radiación ultravioleta: la luz artificial o solar provoca una multiplicación más rápida de las células no acrales (células del nevus) y una producción excesiva de melanina (pigmento, que se acumula en el nevus);
  • Cambios hormonales: Las fluctuaciones hormonales en el organismo (especialmente las hormonas sexuales, las hormonas tiroideas y las hormonas suprarrenales) pueden afectar a la aparición de nuevos nevus y al crecimiento de los ya existentes;
  • Las radiaciones ionizantes, las enfermedades víricas y las lesiones también pueden provocar la aparición o el crecimiento de nevus acrales.

Diagnóstico


El diagnóstico de los nevos acrales se basa en el examen clínico, que incluye una exploración rutinaria de la masa y una dermatoscopia. Puede realizarse una biopsia si se sospecha un crecimiento maligno.

Síntomas


Los nevus acrales se localizan en la piel de las palmas de las manos y las plantas de los pies.

El examen visual de un nevus acral revela una neoplasia pigmentada, la mayoría de las veces simétrica (oval o redondeada). El contorno suele ser irregular debido a la presencia de un patrón cutáneo pronunciado en las palmas de las manos y las plantas de los pies. La superficie del nevus no difiere de la textura de la piel normal o es ligeramente pardusca.

La coloración del nevus acral varía del marrón amarillento al marrón oscuro (casi negro), con una distribución uniforme del pigmento por toda la masa. A veces hay una disminución gradual de la intensidad del color desde el centro hacia la periferia.

El tamaño de los nevus acrales no suele superar los 10 mm, siendo lo más frecuente de 3 a 5 mm. A la palpación de un nevus simple no se observan peculiaridades: la consistencia de la piel normal. Las sensaciones subjetivas también están ausentes.

Descripción dermatoscópica


En la dermatoscopia se visualiza un nevus acral:

  • Estructura paralela: la linealidad del patrón se debe a las peculiaridades del patrón cutáneo de las palmas de las manos y de los pies;
  • Acumulación de pigmento en los surcos de la piel;
  • Pigmentación más clara de los festones de la piel (pálidos en comparación con los surcos);
  • Los festones son más anchos que los surcos;
  • Visualización en el ápice de los festones de la secuencia de las bocas de los conductos de las glándulas sudoríparas (puntos blanquecinos);
  • Patrón regular de los elementos anteriores (secuencia regular de surcos, festones, bocas).


Diagnóstico diferencial

  • El diagnóstico diferencial se hace con neoplasias pigmentadas como:
  • Hematoma subcorneal;
  • Contaminación de la piel;
  • Nevus displásico;
  • Melanoma.


Riesgos

Un nevus acral es seguro y no conlleva un mayor riesgo de melanoma. En ausencia de influencia externa sobre un nevus de este tipo (traumatismo, luz ultravioleta, radiaciones ionizantes), el riesgo de transformación maligna es comparable al riesgo de melanoma en una piel sin cambios. Signos de posible malignidad: cambio de aspecto, aparición de sensaciones subjetivas.

Al mismo tiempo, el aspecto característico (heterogeneidad de la pigmentación, aspecto reticulado, borde irregular) del nevus acral puede ser muy similar al del melanoma, en particular, al del melanoma acral lentigial. Por ello, los nevos acrales que se

detectados por primera vez deben ser objeto de especial preocupación, para no pasar por alto una forma precoz de melanoma.

Tácticas


En ausencia de efectos nocivos sobre el nevus acral, cambios de aspecto y sensaciones subjetivas, basta con un autocontrol (o un examen por terceros en zonas inaccesibles) al menos una vez al año. Si se produjeron daños mecánicos en el nevus, su exposición activa a la radiación ultravioleta o ionizante, así como si nota algún cambio en el propio nevus o aparecieron sensaciones desaparecidas – es necesario consultar a un dermatólogo u oncólogo.

Un especialista determina la posibilidad de un seguimiento dinámico posterior (el momento se determina individualmente), o se dan indicaciones para la extirpación del nevus dañado. Los nevus también deben extirparse si están traumatizados de forma permanente y crónica por la ropa, las joyas o la ocupación.

En caso de observación dinámica, es de gran valor la fotofijación de la neoplasia de la piel, que permitirá determinar en el futuro incluso pequeños cambios en el aspecto del nevus.

También se recomienda hacer un mapa de las neoplasias cutáneas, lo que simplifica enormemente la observación posterior, la búsqueda de nuevas formaciones o el cambio de las existentes.

Tratamiento


Únicamente quirúrgico (clásico, electrobisturí o radiobisturí) con examen histológico obligatorio.

No se recomienda el tratamiento de los nevos pigmentados acrales con métodos destructivos (extirpación con láser o criocirugía).

Prevención


La prevención de los nevus y su malignización consiste en tratar la piel con moderación y suavidad:

  • Limitar la exposición a los rayos UV (camas solares, bronceado);
  • El uso de cremas protectoras durante los periodos de sol activo;
  • Exclusión de la traumatización crónica de la piel;
  • Restricción o exclusión de radiaciones ionizantes, riesgos laborales;
  • Observar las precauciones de seguridad cuando se trabaja con factores que dañan la piel;
  • Higiene personal y conocimiento básico de las neoplasias cutáneas.


También es necesario el examen periódico de los nevos acrales, la consulta oportuna a un especialista cuando se produzcan cambios externos y la extirpación de las neoplasias potencialmente peligrosas.