El acné quístico es una enfermedad inflamatoria crónica grave de la piel con lesión primaria de las glándulas sebáceas y los folículos pilosos y propagación del proceso patológico a las capas más profundas de la piel. En el acné quístico se determinan elementos como comedones, pápulas, pústulas, nódulos, quistes, cicatrices y focos de hiperpigmentación. La localización más típica de la erupción es la cara (frente, mejillas, barbilla), la zona del pecho, la espalda y los hombros.

El acné suele aparecer en la adolescencia, a partir de los 11-13 años. En los varones, el acné aparece un poco más tarde (normalmente a los 19-20 años), pero es más frecuente. En las niñas, por el contrario: los primeros signos de acné se observan ya a los 11 años, pero con menor frecuencia en comparación con el sexo masculino.

La prevalencia del acné es muy alta. Casi el 80% de la población padece esta enfermedad. Sin embargo, debido a la ausencia de amenazas especiales para la salud, no todos los pacientes buscan ayuda médica, percibiendo esta afección de la piel sólo como un defecto cosmético y no tomando las medidas adecuadas para eliminar el problema.

La formación del acné está asociada a una secreción excesiva de sebo por las glándulas sebáceas. La segunda condición es una obstrucción de los conductos excretores de las glándulas sebáceas con la acumulación de secreción en ellos y la aparición de comedones. Estos dos pasos son suficientes para el desarrollo del acné no inflamatorio. Si la microflora comienza a multiplicarse activamente en los comedones (por ejemplo, Cutibacterium acnes – un representante de la microflora normal de una persona), seguido de la formación de una reacción inflamatoria en este lugar, se desarrolla una forma inflamatoria de acné.

Factores predisponentes

No existe una razón específica para la aparición del acné. Se trata de una enfermedad multifactorial, en cuyo desarrollo intervienen muchas condiciones patológicas diferentes y cambios tanto dentro del cuerpo como fuera de él.

Hoy en día se cree que la herencia contribuye principalmente a la puesta en marcha de la cadena patológica de formación del acné. Así lo confirman las investigaciones científicas, incluidas las observaciones de los gemelos. Ya se conocen varios genes que aumentan el riesgo de acné.

Otros factores


Otros factores predisponentes que pueden afectar a la formación de acné quístico en diversos grados incluyen:

  1. Procesos endocrinos – principalmente esto se confirma por la edad de debut del acné. Es durante la pubertad cuando se observan intensos cambios en el fondo hormonal. La principal conexión se encuentra entre el acné y los andrógenos. Hormonas sexuales masculinas que estimulan el crecimiento de las glándulas sebáceas y activan la secreción de sebo;
  2. El papel de los microorganismos, en particular Cutibacterium acnes. A pesar de que se trata de una microflora normal de la piel humana, en determinados casos también puede provocar procesos inflamatorios. Por supuesto, la adición de infección patógena de la piel, así como la garrapata Demodex, puede conducir al acné;
  3. Problemas con la higiene personal, cosméticos mal seleccionados o de mala calidad, la influencia sobre la piel de factores externos (especialmente físicos – lesiones crónicas con ropa o aparatos profesionales). Todo ello puede provocar la aparición de acné, repercutiendo negativamente en el funcionamiento normal de la piel;
  4. Disminución de las defensas del organismo frente al estrés, inmunodeficiencia, malas condiciones ambientales, aparición de malos hábitos, deficiencia de vitaminas, macro y microelementos, mala calidad nutricional;
  5. El factor nutricional desempeña un papel especial. El acné se observa a menudo en los adolescentes, cuya alimentación contiene una gran cantidad de azúcar, chocolate, café, productos lácteos. Del mismo modo, eliminar o limitar estos productos puede ayudar a hacer frente al acné más rápida y fácilmente. Al mismo tiempo, no existen pruebas científicas que describan la relación directa y fiable entre los alimentos enumerados y el acné.

Diagnóstico


El diagnóstico del acné se basa en la historia clínica y el examen clínico. Una historia cuidadosamente recopilada permite averiguar el momento de aparición de la enfermedad cutánea, las afecciones, el curso. Un examen clínico revela elementos típicos característicos del acné. Si surge la necesidad, especialmente en presencia de elementos aislados, manifestaciones no expresadas, se puede realizar una dermatoscopia.

Un diagnóstico exhaustivo es necesario para determinar correctamente la gravedad del acné, así como la máxima detección de factores provocadores. Todo esto permite en el futuro para elegir un tratamiento adecuado y de forma individual las medidas preventivas.

Síntomas del acné quístico


Características principales

Un examen visual determina una erupción cutánea que incluye todos los elementos principales del acné: comedones, pápulas, pústulas, nódulos, quistes. La proporción de cada elemento puede ser diferente, pero un síntoma distintivo es la presencia de quistes profundos en la piel.

Comedones: pueden ser cerrados y abiertos. Los comedones cerrados son formaciones poco elevadas, blanquecinas o del color de la piel normal, indoloras y densas. Su diámetro en la base no supera 1-3 mm. La superficie está representada por piel normal o ligeramente alisada. Comedones abiertos se distinguen por la presencia en la superficie de la cavidad y un punto negro en ella – se trata de un tapón de sebo oxidado de sebo al aire libre. Los comedones abiertos pueden alcanzar tamaños de hasta 5-7 mm, especialmente en la espalda.

En la superficie de la hendidura y el punto negro en ella, se trata de un tapón de sebo oxidado de sebo al aire libre. Los comedones abiertos pueden alcanzar tamaños de hasta 5-7 mm, especialmente en la espalda.

Una pápula es un grano común sin contenido en su interior: ligeramente elevado, de color rojo rosado o rojo, doloroso al contacto y con bordes difusos. Su diámetro en la base no supera los 1-3 mm. La reacción cutánea hiperémica alrededor de la pústula puede alcanzar los 10 mm de diámetro. En presencia de una inflamación grave, la pápula puede ser más densa que la piel normal. La superficie está representada por piel normal o ligeramente alisada.

Pústulas, nódulos y quistes


La pústula es un grano común con un tinte blanquecino o amarillo en su interior. Es ligeramente elevado, de color rojo rosado o rojizo en la periferia y blanquecino en el centro, doloroso al contacto, con bordes difusos. La pústula suele ser más densa que la piel circundante. El diámetro en la base no supera 1-3 mm. La reacción cutánea hiperémica alrededor de la pústula puede alcanzar los 10 mm de diámetro. La superficie suele ser lisa, especialmente en el centro. Al apretarla, la pústula se abre y sobresale de ella un contenido blanco sin estructura.

Los nódulos son pápulas, pero con una reacción inflamatoria más pronunciada, más grandes, más densos, localizados más profundamente en la piel, más dolorosos. Tras la resolución del proceso agudo en el fondo de nódulos, la probabilidad de cicatrización es mayor. Con la progresión (supuración) – se forman quistes en el fondo de los nódulos.

Los quistes son nódulos supurantes: masas subcutáneas dolorosas y densas de hasta 10 mm de diámetro, con un gran número, o muy próximas, pueden formar conglomerados más grandes. En la zona del quiste, la piel está hiperémica, hinchada, con signos de cianosis. Por encima de los quistes de larga evolución, la piel se vuelve más fina hasta que se forma el trayecto fistuloso con salida del contenido.

Características adicionales


En el acné quístico, especialmente en las formas de larga evolución, tras la curación repetida y la recaída, pueden determinarse cicatrices y focos locales de hiperpigmentación.

Cicatrices: se forman tras la cicatrización de elementos acneicos profundos en la piel. La probabilidad de que aparezcan cicatrices aumenta en función de la gravedad del acné. Las cicatrices pueden ser atróficas (más comunes) e hipertróficas. Cicatrices atróficas – una profundización en la piel con límites claros, con poco o ningún cambio en la densidad de la piel y su patrón, pero de mayor diámetro que el tamaño del elemento original. Cicatrices hipertróficas – sobresalen por encima de la piel, formaciones rugosas y densas, suelen corresponder al diámetro del elemento original.

Focos de hiperpigmentación – una mejora post-inflamatoria del color de la piel, que se forma, como cicatrices, después de la desaparición de los elementos originales de acné. Los focos de hiperpigmentación pueden existir por separado o en combinación con cicatrices (en este caso, indican la presencia de una cicatriz pigmentada). La pigmentación es una variedad de tonos de color marrón.

La localización preferida del acné es la zona de la cara, especialmente la frente, las mejillas y la barbilla, así como la zona de la espalda (principalmente la zona escapular), la zona del pecho y las articulaciones de los hombros. En otras zonas anatómicas, la aparición de acné no es característica.

Diagnóstico diferencial


El diagnóstico diferencial se realiza con enfermedades como:

  • Diferentes grados de gravedad y forma del acné;
  • Rosácea;
  • Comedones aislados;
  • Milium;
  • Dermatitis
  • Erupciones acneiformes y dermatosis;
  • Acné médico;


En el trasfondo de las formas graves de acné, sobre todo en adultos, aparecen formas ganglionares de carcinoma basocelular y melanoma sin pigmento.

Riesgos


El acné quístico no supone una gran amenaza para la salud física de una persona. Al mismo tiempo, la presencia de esta patología puede indicar la presencia de algunos reordenamientos en el organismo. Puede tratarse de cambios fisiológicos (como la pubertad) y patológicos (trastornos metabólicos, disminución de la inmunidad). Siendo una especie de espejo, un reflejo del estado interno del cuerpo, la aparición de acné no puede ser ignorada, es necesario llevar a cabo una búsqueda exhaustiva de las causas y los factores que provocan. Esto contribuirá no sólo al tratamiento eficaz del acné, sino también a la búsqueda oportuna de otras enfermedades, posiblemente más graves.

Por otra parte, el acné puede causar un importante defecto estético y daños psicológicos al paciente. Para evitar consecuencias graves de estos problemas, el tratamiento del acné debe ser multicomponente con la participación, si es necesario, de varios especialistas (dermatólogos, cosmetólogos, nutricionistas, endocrinólogos, psicólogos).

En ausencia de un tratamiento oportuno, la progresión del acné conduce a lesiones cutáneas infecciosas graves con riesgo de generalización de la infección con las correspondientes complicaciones. Además, los elementos del acné grave pueden lesionarse, ulcerarse y, a continuación, sangrar.

Tácticas


Cuando aparecen los primeros signos de acné quístico, así como con la progresión de las formas existentes, la ineficacia del tratamiento prescrito previamente, se muestra una visita a un dermatólogo.

La visita inicial a un especialista es muy importante, ya que es necesario llevar a cabo todo el complejo de medidas de diagnóstico con la posterior designación de un tratamiento individual.

La visita inmediata al especialista está indicada si se producen daños mecánicos en la piel de la zona del acné, así como si se observan cambios en el aspecto de alguno de los elementos o aparecen sensaciones antes ausentes.

El acné es una patología crónica, dura mucho tiempo, muchos años, con periodos de exacerbaciones y mejorías. El curso de la enfermedad puede depender de diversos factores que ocurren en la vida de una persona, por lo que se debe mantener un estrecho contacto con un especialista, con la ayuda del cual se llevará a cabo una respuesta oportuna y adecuada a los cambios en la piel.

Es importante reconocer la necesidad de consultas preventivas sobre el tratamiento del acné, especialmente antes de los próximos cambios en la vida: la elección de una dieta y estilo de vida, antes de cambiar los cosméticos habituales, la planificación de viajes a zonas con un clima diferente, el cambio de lugar de trabajo con un microclima diferente, y también cuando se inicia otro tratamiento que afecta al sistema endocrino humano.

Tratamiento acné quístico


El tratamiento del acné es multicomponente e individual. Incluye:

  • Terapia farmacológica;
  • Tratamiento cosmético local;
  • Fototerapia;
  • Fisioterapia
  • Corrección y eliminación de factores provocadores
  • Tratamiento de patologías concomitantes;
  • Terapia dirigida a reducir la angustia emocional.


En el tratamiento del acné suele prescribirse un complejo de terapia antibacteriana sistémica y local. También se utilizan agentes antiinflamatorios locales y cicatrizantes. Para el tratamiento pueden prescribirse terapia hormonal u otros grupos de fármacos. Sin embargo, debe haber indicaciones claras e inequívocas para ello.

Para normalizar el ciclo vital de las células de las capas superiores de la piel, garantizar los procesos normales de queratinización y descamación (exfoliación de las capas superiores de células epiteliales), se prescriben retinoides tópicos, así como un tratamiento cosmético. También se puede recurrir a la extracción mecánica de comedones con ayuda de aparatos especiales.

Para detener el proceso inflamatorio, se utilizan antiinflamatorios locales, fisioterapia y fototerapia.

Segunda fase del tratamiento


Tras la eliminación de los procesos agudos y la aparición de cicatrices, los especialistas utilizan diversos métodos de rejuvenecimiento con láser, dermoabrasión y otros procedimientos cosméticos destinados a eliminar este defecto. Cicatrices ásperas que no son susceptibles de tratamiento conservador, los cirujanos eliminarán con la ayuda de la cirugía plástica.

Es importante entender que no existe un único remedio milagroso que puede, en poco tiempo, de forma rápida, sin consecuencias, y absolutamente para cada persona para ayudar en la lucha contra el acné quístico. Es por eso que usted necesita para ser crítico de la publicidad de dichos fondos y la auto-sanación de ellos. Asegúrese de discutir cualquier nuevo fármaco con un especialista.

Además, en el tratamiento del acné, se necesita un enfoque sistemático claro y el compromiso de seguir las recomendaciones. Desviación independiente del régimen de tratamiento prescrito, la interrupción y el incumplimiento de los regímenes terapéuticos complica significativamente el logro del efecto esperado.

Al mismo tiempo, es necesario comprender el riesgo de fracasos terapéuticos. La terapia prescrita no siempre tiene la eficacia y la rapidez deseadas para lograr resultados. Debe haber disposición para un diálogo abierto con el dermatólogo, tolerancia para un posible cambio en los enfoques de tratamiento.

Prevención del acné quístico


La prevención del acné consiste en una actitud suave y cuidadosa de la piel, el tratamiento oportuno de las enfermedades infecciosas, el fortalecimiento de la inmunidad, la higiene personal adecuada y de alta calidad, en el mantenimiento de un estilo de vida saludable, especialmente en términos de nutrición.

Para excluir las consecuencias negativas y complicaciones, es necesario:

  • La limitación de la radiación ultravioleta (cama de bronceado, bronceado);
  • El uso de cremas protectoras durante los periodos de sol activo;
  • Exclusión de traumatismos cutáneos crónicos;
  • Limitación o exclusión de radiaciones ionizantes, riesgos laborales;
  • Cumplimiento de las medidas de seguridad cuando se trabaja con factores que dañan la piel;
  • Higiene personal y concienciación básica sobre la salud de la piel.


También requiere la inspección periódica de la piel, la consulta oportuna a un dermatólogo cuando aparezca cualquier cambio en ella.