El comedón cerrado es un quiste cutáneo formado como resultado de la obstrucción del conducto excretor de la glándula sebácea y cubierto por una fina capa de piel. Una característica distintiva de un comedón cerrado respecto a uno abierto es la ausencia en el centro de un punto negro (el tapón del conducto excretor de la glándula sebácea oxidado bajo la influencia del aire).

Los comedones pertenecen al grupo del acné, sin embargo, como tales, no son una enfermedad debida a la ausencia de un proceso inflamatorio. Al mismo tiempo, un gran número de comedones en una región anatómica puede considerarse una forma no inflamatoria de acné.

Los comedones pueden aparecer a cualquier edad y en cualquier parte del cuerpo donde haya glándulas sebáceas. Sin embargo, aparecen con mayor frecuencia durante la pubertad, en adolescentes y personas de mediana edad. Pueden ser únicos o múltiples.

Factores predisponentes


La aparición de comedones se ve facilitada por el aumento de la actividad de las glándulas sebáceas de la piel con tendencia de la piel a la hiperqueratosis. En este último caso, se produce una exfoliación insuficiente de las escamas cutáneas queratinizadas y su fijación a largo plazo a la epidermis. La gruesa capa queratinizada dificulta el paso de la secreción de las glándulas sebáceas a través de los conductos excretores y acaba obstruyéndolos por completo. Al mismo tiempo, la propia glándula sebácea sigue funcionando y produciendo su propio secreto.

La hiperqueratosis y el aumento de la actividad de las glándulas sebáceas conducen a:

  • Higiene cutánea inadecuada o insatisfactoria;Productos para el cuidado de la piel de mala calidad;
  • Tabaquismo;
  • Una nutrición inadecuada;
  • Predisposición genética;
  • Daños cutáneos (incluida la luz ultravioleta);
  • Enfermedades de los órganos internos (trastornos metabólicos y endocrinos).


Diagnóstico


El diagnóstico de los comedones cerrados se basa en un examen clínico, que incluye un examen rutinario de la formación y una dermatoscopia. En caso de cuadro clínico ambiguo, puede realizarse una biopsia, seguida de un examen histológico.

Síntomas


En la inspección visual de un comedón cerrado se determina una formación semiesférica, un tubérculo, la mayoría de las veces simétrico (ovalado o redondeado), que se eleva por encima de la piel. La superficie del comedón no difiere de la textura de la piel normal.

Los límites son difusos, ya que la piel pasa suavemente de la zona del comedón a la zona sana. El color no varía o es algo más pálido que el de la piel sana circundante, especialmente en el centro, donde la piel es más fina (el contenido blanco de la glándula sebácea obstruida puede verse a través de la piel fina).

Por regla general, no sale vello del comedón. Pero si el comedón es grande y forma un gran quiste subcutáneo sin afectar a la piel que lo recubre, entonces la zona de crecimiento del vello no se ve alterada.

Los comedones cerrados suelen tener un tamaño de 2-3 mm, aunque también pueden aparecer formas más grandes.

A la palpación, el comedón está representado por una formación intradérmica densa. No hay sensaciones subjetivas.

Las neoplasias se localizan principalmente en la cara, el cuero cabelludo, el cuello, el tronco, con menos frecuencia en las extremidades.

Descripción dermatoscópica


Dermatoscopia de comedón Cerrado visualiza:

  • Zona central blanquecina rodeada de un patrón cutáneo normal;
  • Borde difuso entre la zona central blanquecina y la piel;
  • Síntoma de compresión (aplanamiento) de la zona central (la parte más saliente del comedón por encima de la piel).


Diagnóstico diferencial


El diagnóstico diferencial se realiza con neoplasias como:

  • Nevus papilomatoso;
  • Nevus de glándulas sebáceas
  • Comedón abierto;
  • Acné (con múltiples comedones);
  • Molusco contagioso;
  • Papiloma;
  • Forma nodular de cáncer de piel de células basales;
  • Melanoma no pigmentado.


Riesgos

Un comedón cerrado no supone una amenaza importante para la salud física de una persona. Al mismo tiempo, un gran número de estas formaciones puede indicar la presencia de algún tipo de reordenamiento en el organismo: desde fisiológico (como la pubertad) hasta patológico (trastornos metabólicos). Siendo una especie de espejo, un reflejo del estado interno del cuerpo, la aparición de un gran número de comedones no puede ser ignorada, es necesario llevar a cabo una búsqueda profunda de las causas y factores provocadores. Esto contribuirá no sólo al tratamiento eficaz de los comedones, sino también a la búsqueda oportuna de otras enfermedades, posiblemente más graves.

Por otra parte, los comedones pueden causar importantes defectos estéticos y daños psicológicos al paciente. Para evitar graves consecuencias de estos problemas, el tratamiento de los comedones debe ser multicomponente con la participación, si es necesario, de diferentes especialistas (dermatólogos, cosmetólogos, nutricionistas, endocrinólogos, psicólogos).

En ausencia de un tratamiento oportuno, en los comedones puede comenzar el crecimiento patológico de la microflora cutánea con el desarrollo de un proceso inflamatorio, la formación de acné y las complicaciones correspondientes.

Tácticas

Con la aparición de los primeros comedones, así como con la progresión de formas ya existentes, la ineficacia del tratamiento prescrito previamente, está indicada la visita a un dermatólogo.

La visita inicial a un especialista es la más importante, ya que es necesario llevar a cabo toda la gama de medidas diagnósticas, seguidas de la designación de un tratamiento individual.

La visita inmediata al especialista está indicada si se ha producido un daño mecánico de la piel en la zona del comedón, así como si se observan cambios en el aspecto de alguno de los elementos o aparecen sensaciones antes ausentes.

Los comedones múltiples pueden ser una patología crónica que dura mucho tiempo, muchos años, con periodos de exacerbación y de mejoría. El curso de la enfermedad puede depender de diversos factores que ocurren en la vida de una persona, por lo tanto, se debe mantener un estrecho contacto con un especialista, con la ayuda del cual se llevará a cabo una respuesta oportuna y adecuada a los cambios en curso en la piel.

También es importante darse cuenta de la necesidad de realizar consultas preventivas, especialmente ante los cambios que se avecinan en la vida: elección de una dieta, cambio de los cosméticos habituales, planificación de viajes a zonas con un clima diferente, cambio de lugar de trabajo con un microclima distinto, así como al iniciar otro tratamiento que afecte al sistema endocrino humano.

Tratamiento


Los comedones aislados que no se manifiestan de ninguna manera y no causan un defecto estético no requieren tratamiento. Con el tiempo, es posible el restablecimiento espontáneo de la permeabilidad del conducto de la glándula sebácea y el funcionamiento normal de ésta. Si se desea, los comedones únicos pueden eliminarse con extractores especiales u otros dispositivos en un salón de belleza o en un dermatólogo.

Los comedones múltiples requieren una participación más activa de los especialistas, ya que un autotratamiento inadecuado puede causar daños importantes a la salud de la piel en forma de desarrollo de formas graves de acné u otras dermatitis infecciosas.

Para el tratamiento, se pueden utilizar diversos tipos de peelings cutáneos (mecánicos, químicos) para eliminar la hiperqueratosis y liberar los conductos de las glándulas sebáceas de obstrucciones. Últimamente se da preferencia a los peelings químicos, que son menos traumáticos para la piel. En la lucha contra los comedones, los retinoides, el ácido azelaico y otros fármacos se utilizan estrictamente bajo la supervisión de un médico.

Tras un tratamiento cosmético agresivo, puede prescribirse una terapia antibiótica tópica para prevenir el desarrollo de infecciones cutáneas.

En el tratamiento de comedones también se debe prestar atención a la eliminación de los factores que provocan la aparición de estas formaciones: el fortalecimiento general de la salud de la piel, la inmunidad, la corrección oportuna de los trastornos metabólicos y endocrinos.

Es importante entender que no existe un único remedio milagroso que pueda, en poco tiempo, de forma rápida, sin consecuencias, y absolutamente ayudar a cada persona en la lucha contra los comedones. Por eso hay que ser crítico con la publicidad de tales fármacos y la automedicación con ellos. Cualquier nuevo fármaco debe ser discutido con un especialista.

Además, en el tratamiento de comedones múltiples, se necesita una clara coherencia en las acciones y el cumplimiento de la aplicación de las recomendaciones. La desviación propia del régimen de tratamiento prescrito, la interrupción y el incumplimiento de los regímenes terapéuticos complican significativamente la consecución del efecto esperado.

Al mismo tiempo, es necesario comprender el riesgo de fracaso en el tratamiento, aceptar que la terapia prescrita no siempre tiene la eficacia y la rapidez deseadas para lograr resultados. Debe haber disposición para un diálogo abierto con el dermatólogo, tolerancia para un posible cambio en los enfoques del tratamiento.

Prevención

La prevención de comedones consiste en una actitud suave y cuidadosa de la piel, el tratamiento oportuno de las enfermedades infecciosas, el fortalecimiento de la inmunidad, la higiene personal adecuada y de alta calidad, en el mantenimiento de un estilo de vida saludable, especialmente en términos de nutrición.

Para eliminar las consecuencias negativas y las complicaciones, es necesario:

  • Limitar la exposición a los rayos ultravioleta (cama solar, bronceado);
  • Uso de cremas protectoras durante los periodos de sol activo;
  • Exclusión de traumatismos cutáneos crónicos;
  • Limitación o eliminación de las radiaciones ionizantes, riesgos profesionales;
  • Cumplimiento de las medidas de seguridad cuando se trabaja con factores que dañan la piel;
  • Higiene personal y concienciación básica sobre la salud de la piel.


También es necesario un examen periódico de la piel y la consulta oportuna con un dermatólogo si aparece algún cambio en ella.