En un análisis detallado de las solicitudes enviadas al bot Skinive, nos dimos cuenta de que muy a menudo la gente está preocupada no por el estado de un lunar en particular (nevus pigmentado), sino por la cantidad de lunares que tiene en su cuerpo. Además, analizando más detenidamente la situación, se hace evidente que existe un hecho de especial alerta oncológica debido a la aparición de cada vez más nevus. Muchas personas ven en ello un alto riesgo oncológico. Pero, ¿es realmente tan peligroso? ¿Es necesario acudir urgentemente al dermatólogo o al oncólogo? El mapeo de lunares puede ayudar en estas situaciones.
De hecho, hay incluso más opciones. En determinados casos, puede quedarse en casa sin riesgo de pasar por alto un problema cutáneo grave. Spoiler alert: todo lo que hay que hacer es descargarse una aplicación móvil y realizar un seguimiento independiente de la afección cutánea.
Es importante comprender
Si hay muchos nevus en la piel, no significa que haya llegado el momento de buscar un melanoma. Por otro lado, cuando hay pocos nevus, tampoco significa que se pueda ignorar la afección cutánea.
De hecho, en aquellas personas que tienen muchos nevus, el riesgo de melanoma es ligeramente mayor. Y el problema ni siquiera es que pueda producirse una transformación maligna del nevus. La mayoría de las veces, el peligro reside en la aparición de una nueva formación cutánea, más que en el cambio de una ya existente.
Pero tanto en el primer caso como en el segundo (con un número grande y pequeño de nevus) – la opción de seguimiento más óptima es la elaboración de un mapa de lunares (esto incluye todos los demás tipos de neoplasias cutáneas), cuando cada nevus, hemangioma, o cualquier otra patología de la piel se considera en detalle y se archiva con referencia a la localización precisa en el cuerpo humano para la posibilidad de re-análisis y comparación en el futuro.
¿Por qué cartografiar lunares?
El objetivo clave de la cartografía de lunares es la observación dinámica. Permite identificar a tiempo la aparición de nuevas formaciones en la piel o detectar cambios peligrosos en ellas.
En el caso de las personas con pocos lunares, la cartografía ayuda a detectar a tiempo cambios en neoplasias ya existentes. La aparición de nuevos lunares en estas personas, por regla general, siempre es perceptible sin el uso de dispositivos especiales (por ejemplo, había un lunar en el antebrazo, pero ahora hay dos: es fácil notar la diferencia). Aunque aquí puede haber problemas, cuando el nevus aparece en un lugar visualmente inaccesible (espalda, nalgas, parte posterior de los muslos).
En cuanto a las personas con múltiples nevus (normalmente más de 50), la cartografía permite resolver dos tareas principales.
- La primera tarea ayuda a llevar un registro de la aparición de nuevas neoplasias pigmentadas, ya que es bastante problemático hacerlo por cuenta propia (por ejemplo, hay 7-8 nevus en el antebrazo, la aparición de otro puede pasar desapercibida).
- La segunda tarea permite registrar cualquier cambio visual en los nevus de larga evolución. Y como hay muchos nevus, aquí no se puede prescindir de la ayuda de la fijación fotográfica y la cartografía. Además, en las personas con nevus múltiples, por regla general, los cambios externos en estas neoplasias se producen con mayor frecuencia.
¿Cuándo y con qué frecuencia es necesario realizar un mapeo cutáneo?
Lo ideal es realizar el mapeo cutáneo una vez al año. Sin embargo, si hay factores desencadenantes, debe hacerse más a menudo. Pueden ser:
- Temporada de playa activa (o cualquier otra estancia prolongada al sol, especialmente con quemaduras cutáneas);
- Presencia de tumores malignos (sobre todo cutáneos, especialmente melanoma) en el historial;
- Embarazo;
- Toma de medicamentos hormonales o inhibidores del sistema inmunitario (inmunosupresores);
- Personas cuya piel está en contacto prolongado con carcinógenos potenciales debido a su actividad profesional.
Y en el caso de que la propia persona sospeche la presencia de posibles cambios peligrosos en la piel. La frecuencia y regularidad de la cartografía en tales situaciones se determina individualmente en una cita con un dermatólogo u oncólogo.
Si una persona no pertenece a ningún grupo de riesgo, basta con hacer la cartografía una vez al año en la estación primaveral, antes del verano, para que después haya con qué comparar (si de repente después del verano se producen cambios entre las neoplasias cutáneas).
En otoño, inmediatamente después de la temporada de playa, la cartografía puede no ser informativa debido a que en esta época puede no haber cambios visuales evidentes provocados por el sol del verano.
¿Cómo hacer un mapa de topos?
De hecho, el proceso de elaboración de un mapa de topos es bastante sencillo. Bajo este término se esconde una fotografía banal de zonas individuales de la piel, que en conjunto deben componer todo el cuerpo en su conjunto. A continuación, se examina cada neoplasia por separado para determinar la presencia o ausencia de riesgos, la localización exacta, se registran los cambios en comparación con imágenes anteriores (si existen imágenes archivadas).
medios. Afortunadamente, los teléfonos móviles modernos están equipados con cámaras bastante buenas (y a veces muy buenas). O se puede utilizar una técnica profesional. Procesar las fotos en un PC con una indicación de la localización de las neoplasias tampoco debería ser difícil. En principio, este enfoque puede resolver algunos problemas, por ejemplo, fijar la aparición de una neoplasia donde antes no existía. O bien, constatar cambios en una neoplasia ya existente, pero estos cambios deben ser suficientemente pronunciados (lo que no siempre se corresponde con la oportunidad de buscar ayuda médica).
También es necesario comprender la presencia de otra serie de puntos importantes:
- El proceso de cartografía «casera» no está automatizado, todo se hace manualmente, lo que requiere mucho tiempo y esfuerzo;
- Las imágenes obtenidas no están estandarizadas: diferentes distancias de la cámara a la piel, diferente iluminación, puede haber diferentes cámaras, diferente calidad de imagen durante el mapeo repetido;
- La imposibilidad de realizar una imagen dermatoscópica (sólo se puede obtener una foto macro, una foto de una neoplasia bajo una lupa no es una dermatoscopia);
- La falta de opinión médica.
Teniendo todo esto en cuenta, la cartografía de lunares sólo debe confiarse a profesionales y técnicas profesionales.
Herramientas para la cartografía de lesiones cutáneas.
Normalmente, la cartografía de las neoplasias cutáneas la realizan en centros sanitarios médicos especialmente formados que utilizan equipos especiales. En la consulta, hay un soporte con una o varias cámaras que toman imágenes de una persona según un algoritmo predeterminado. Este aparato también está equipado con un dermatoscopio electrónico. Ayuda al médico a examinar detalladamente las neoplasias cutáneas con gran aumento. También hay inteligencia artificial que ayuda a los médicos a tomar la decisión correcta. Toda esta información se registra en la cuenta personal del paciente y se almacena hasta la siguiente visita. Hoy en día, esta tecnología se considera la referencia en cartografía cutánea.
Por supuesto, la fiabilidad y el resultado de un procedimiento así no deberían suscitar dudas. Pero aquí surge otro problema: la accesibilidad. El coste de este tipo de instalaciones se estima en decenas de miles de dólares. Esto no se lo pueden permitir todos los médicos ni todos los centros médicos en los que se consulta a pacientes dermatológicos y oncodermatológicos. En consecuencia, ni siquiera en todas las grandes ciudades, se puede encontrar un servicio de este tipo. Y todo el mundo tiene que tener cuidado con las neoplasias de la piel.
Una forma alternativa de realizar el mapeo de la piel pueden ser las aplicaciones móviles dedicadas para teléfonos inteligentes, como Skinive.
Según un algoritmo normalizado especial, con el que hay que familiarizarse antes de iniciar la exploración, se destacan para el médico todas las neoplasias que la red neuronal ha reconocido previamente como potencialmente peligrosas. A continuación, cada una de esas neoplasias se somete a una comprobación más detallada con una red neuronal. En función del resultado, el médico llega a una conclusión. Todos los resultados se almacenan en la cuenta personal del paciente y están disponibles para su comparación en el siguiente mapeo.
Es difícil no estar de acuerdo con el hecho de que este enfoque de la cartografía de lunares es el que mejor satisface las necesidades modernas:
- No está vinculado a la consulta de un médico concreto;
- Está disponible para una amplia gama de médicos e instituciones;
- Los resultados pueden estar siempre a mano o, en caso necesario, a disposición de otros médicos (consultas conjuntas, traslado de pacientes, formación).
Además, para realizar el mapeo de lunares de esta forma no siempre se requieren conocimientos profundos especiales en dermatología. Esta técnica puede ser considerada como una prueba de cribado por el médico de cabecera u otros especialistas para orientar adecuadamente al paciente.
Así pues, nuestra salud y la de nuestra piel, en particular, están realmente en nuestras manos.