La verruga plantar (verruga vírica plantar) es una neoplasia benigna que sobresale de la piel situada en la superficie plantar del pie. Las verrugas víricas aparecen con mayor frecuencia en niños y adolescentes: las neoplasias cutáneas pueden encontrarse en casi el 10% de esta categoría de edad. Este tipo de neoplasia se caracteriza por su multiplicidad, involución espontánea (observada en el 40% de los casos, sobre todo en adolescentes), resistencia al tratamiento conservador (aumenta con la edad).

Factores predisponentes

La causa de la aparición de verrugas es el virus del papiloma humano (VPH), predominantemente de bajo riesgo oncogénico. Sin embargo, dado que casi el 90% de toda la población se muestra portadora de este virus, pero no todo el mundo tiene verrugas, es obvio que existen otros factores que predisponen a la aparición de estas neoplasias en la piel.

Entre los factores predisponentes, que en diferentes grados pueden aumentar el riesgo de neoplasias, se encuentran:

  • Estados de inmunodeficiencia;
  • Sobrepeso;
  • Trastornos metabólicos del organismo (por ejemplo, diabetes mellitus);
  • Enfermedades infecciosas graves;
  • Higiene personal deficiente;
  • Embarazo;
  • Estrés, exceso de trabajo, malnutrición: todo ello provoca una disminución de las propiedades protectoras del organismo;
  • Lesiones cutáneas crónicas (como la puerta de entrada del VPH).

Diagnóstico

El diagnóstico de las verrugas se basa en un examen clínico, que incluye una exploración rutinaria de la formación y una dermatoscopia. Para buscar el VPH, hay una serie de pruebas que realizan muchos laboratorios. Si se sospecha un crecimiento maligno, puede realizarse una biopsia.

Síntomas

Un examen visual de la verruga plantar determina una formación aplanada, que se eleva ligeramente por encima de la piel. La superficie de la verruga es irregular, finamente tuberosa, en forma de pequeñas papilas, rugosa, con queratinización.

Los bordes de la verruga son claros y uniformes. Por lo general, el borde está representado por un claro «acantilado» de las capas superiores de la epidermis de la piel (corola epitelial desde el lado de la piel sana). El color de la verruga es corporal o algo más pálido, en presencia de queratinización significativa – hay tonos de gris.

No hay crecimiento de vello en la zona de la verruga. Sin embargo, esto se debe más bien al hecho de que en la zona de la verruga plantar no crece pelo por sí misma.

El tamaño de las verrugas es pequeño. El diámetro suele ser de 2-5 mm. Las verrugas grandes son poco frecuentes (normalmente se trata de grupos de neoplasias individuales fusionadas en un conglomerado).

A la palpación, la verruga es más densa que la piel normal. Las sensaciones subjetivas también están ausentes, pero a menudo se siente un hormigueo con la presión.

Las verrugas plantares se localizan en la superficie plantar de los pies o en la zona de transición a la superficie posterior del pie.

Descripción dermatoscópica

Las siguientes estructuras se visualizan con la dermatoscopia de una verruga plantar:

  • El síntoma de «piel de rana» es un grupo de tubérculos densamente empaquetados, cada tubérculo está representado por la parte periférica de color blanco (queratinocitos) y la parte central en forma de punto rojo (vaso de alimentación). En relación con la presión expresada por el peso corporal sobre la verruga, los tubérculos pueden disponerse en grupos irregulares, entre los cuales hay una zona sin estructura de un tinte amarillento (hiperqueratosis);
  • En lugar de puntos rojos pueden visualizarse puntos negro-marrones, signo característico de capilares verrugosos trombosados;
  • En la periferia de la verruga – una transición brusca a la piel sana, una corola pálida de las masas de cuernos puede ser localizado en esta área;
  • rayas lineales pueden estar presentes en toda la zona de la verruga plana – formado como resultado de la alta presión del peso corporal sobre la verruga.

Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial se realiza con neoplasias como:

  • Nevus pigmentario;
  • Nevus de las glándulas sebáceas;
  • Dermatofibroma;
  • Maíz;
  • Verruga plana;
  • Verruga vulgar;
  • Molusco contagioso;
  • Forma ganglionar del carcinoma basocelular;
  • Melanoma sin pigmento.

Riesgos

Una verruga plantar oncológica es segura y no conlleva un mayor riesgo de malignidad. En ausencia de un efecto externo sobre dicha neoplasia (traumatismo, radiación ultravioleta, radiación ionizante), el riesgo de malignidad es comparable al riesgo de un tumor maligno en la piel sin cambios. Signos de una posible degeneración tumoral: crecimiento rápido, aumento de la densidad, cambio de aspecto, aparición de sensaciones subjetivas.

Las verrugas plantares, dada su localización, son más peligrosas por su tendencia a lesionar. Como resultado, hay sangrado, dolor, la herida resultante puede convertirse en la puerta de entrada para la microflora patógena.

Las verrugas intactas causan malestar psicológico y estético.

Dada la naturaleza vírica de estas neoplasias, con sus múltiples apariciones es apropiado hablar de una disminución de las propiedades protectoras del sistema inmunitario, portador del VPH. Dado que el VPH puede tener un alto riesgo oncogénico, es necesario estar más atento a la propia salud y someterse oportunamente a exámenes oncológicos de rutina realizados por especialistas.

Táctica

En ausencia de efectos perjudiciales sobre la verruga, cambios de aspecto y sensaciones subjetivas, basta con autocontrolarse (o examinarse con ayuda de otras personas en zonas inaccesibles) al menos una vez al año.

Si se han producido daños mecánicos en la verruga, irradiación activa con radiaciones ultravioletas o ionizantes, así como cambios en el aspecto o sensaciones antes ausentes, es necesario consultar a un dermatólogo u oncólogo.

El especialista determina la posibilidad de un seguimiento dinámico posterior (el momento se determina individualmente) o se dan indicaciones para la extirpación de la verruga dañada. Es necesario eliminar aquellas neoplasias que están sometidas a traumatismos constantes y crónicos con la ropa, las joyas o debido a las características del empleo profesional. La extirpación de verrugas puede realizarse simplemente a petición del paciente cuando presentan un defecto estético o malestar psicológico.

En el caso de la observación dinámica, es de gran valor la fotofijación de las neoplasias cutáneas, que posteriormente determinará incluso los cambios menores de aspecto.

A los pacientes con neoplasias múltiples se les recomienda un examen dermatológico en primavera y otoño (antes y después de la temporada de playa). A estos pacientes también se les recomienda elaborar un mapa de las neoplasias cutáneas, lo que simplifica enormemente la observación posterior, la búsqueda de nuevas formaciones o un cambio en las existentes.

Tratamiento

Se pueden utilizar métodos menos traumáticos para tratar las verrugas víricas plantares:

  • Eliminación con láser;
  • Criodestrucción con nitrógeno líquido;
  • Extirpación con bisturí de ondas de radio;
  • Electrocoagulación

Si es imposible llevar a cabo un tratamiento menos traumático, así como en presencia de dudas sobre la naturaleza de la neoplasia, se recurre al tratamiento quirúrgico habitual mediante escisión seguida de examen histológico del material obtenido.

La autoextirpación o «extirpación» de las verrugas no puede llevarse a cabo debido al alto riesgo de complicaciones (hemorragias, procesos inflamatorios), así como a la incapacidad de determinar de forma inequívoca e independiente la naturaleza del tumor extirpado.

Tras la extirpación de las verrugas, en relación con su etiología vírica, siempre existe el riesgo de reaparición de neoplasias similares tanto en la zona de extirpación como en las zonas adyacentes. La prevención ayuda a reducir la probabilidad de recaída.

Prevención

La prevención de la aparición de verrugas consiste en una actitud suave y cuidadosa de la piel, el tratamiento oportuno de las enfermedades infecciosas (incluyendo el virus del papiloma humano, con la confirmación de su presencia en el cuerpo), el fortalecimiento de la inmunidad, la higiene personal adecuada y de alta calidad, y el mantenimiento de un estilo de vida saludable.

Para excluir consecuencias negativas, incluida la malignidad, tras la aparición de una verruga, es necesario:

  • Limitación de la radiación ultravioleta de la zona correspondiente (cama bronceadora, bronceado solar);
  • El uso de cremas protectoras durante los periodos de sol activo;
  • Exclusión de traumatismos cutáneos crónicos;
  • Limitación o exclusión de radiaciones ionizantes, riesgos laborales;
  • Cumplimiento de las medidas de seguridad cuando se trabaja con factores que dañan la piel;
  • Higiene personal y conocimiento básico de los tumores cutáneos.

Ta

mbién requiere la inspección periódica de las verrugas, la consulta oportuna a un especialista en caso de cambios externos y la extirpación de neoplasias potencialmente peligrosas.