El herpes zóster es una enfermedad vírica que afecta al sistema nervioso, la piel, las mucosas y cursa con un síndrome de dolor intenso.

Etiología

El virus del herpes zóster pertenece a la familia de los herpesvirus. El impulso para el desarrollo de la enfermedad es la reactivación endógena del virus, que se encuentra latente en los ganglios tras una infección primaria de varicela.

Manifestaciones clínicas

Una característica distintiva de la erupción con herpes zóster es la localización y distribución de la erupción, que en la inmensa mayoría de los casos se desarrolla en un lado y se limita a la zona de inervación de un ganglio sensorial. Las zonas más frecuentemente afectadas son las de inervación del nervio trigémino, en particular la rama ocular, así como la piel del tronco de los segmentos T3-L2. La lesión de la piel del tórax se observa en más del 50% de los casos, la erupción se observa con menos frecuencia en la piel de las extremidades distales.

El principal síntoma de la enfermedad es la aparición de un grupo de burbujas llenas de un líquido transparente con un diámetro de 0,3 – 0,5 cm. La enfermedad va acompañada de un síndrome de dolor bastante intenso, parestesia e hiperestesia. Va precedida de malestar general, debilidad, fiebre (38-39 C). El contenido de las burbujas se contrae rápidamente formando densas costras, tras cuya separación permanece la pigmentación, y en la forma necrótica – cicatrices aisladas, alrededor de las cuales se aprecia una ligera pigmentación de la piel.

Diagnóstico

El diagnóstico del Herpes zóster se basa en las siguientes características. Esta infección se caracteriza por el polimorfismo y la asimetría de las erupciones: en una zona de la piel pueden observarse pápulas, vesículas, pústulas y erosiones. En el diagnóstico también es importante el ajuste de la prueba de Tzank.

Por lo general, no se requieren pruebas de laboratorio adicionales para el diagnóstico de esta enfermedad, pero en el caso de su curso atípico, se recomienda el cultivo de ZVZ, aunque este proceso es mucho más laborioso, largo y caro en comparación con el cultivo de HSV. En la clínica, se puede obtener información suficiente mediante el establecimiento de métodos inmunológicos para registrar una respuesta de anticuerpos a la introducción del virus ZVZ y a los antígenos específicos del virus en las células infectadas. Se trata de técnicas como RIF (directa e indirecta), ELISA.

Tratamiento

La terapia antivírica es el principal tratamiento del herpes zóster.

Los fármacos prescritos son aciclovir, valaciclovir y famciclovir, cuyas dosis varían en función de la gravedad y las manifestaciones clínicas de la enfermedad. Para aliviar el dolor se utilizan analgésicos. Para el tratamiento de la neuralgia postherpética se utilizan aplicaciones de lidocaína al 5%, gabapentina, opiáceos y antidepresivos tricíclicos. El tratamiento tópico alivia los síntomas y acelera el proceso de formación de costras. Pueden utilizarse compresas frías y lociones de calamina.

El uso de una vacuna específica reduce la incidencia del herpes zoster en un 50%, la incidencia de la neuralgia postherpética en 2/3.